Una información interesante.
http://ow.ly/9R1k302bYI1
http://www.mujerhoy.com/vivir/fitness/201606/23/alergia-oculta-cofactor-reaccion-20160623103703.html
copio y pego.
Carmen fue a comprar los regalos de toda la familia en plena canícula a
un gran centro comercial y con los niveles de estrés por las nubes. Una
combinación de factores que le salió cara. En plena vorágine decidió
comerse un sándwich allí mismo para no perder tiempo. Un bocadillo cuyos
ingredientes había probado cientos de veces. Pero esta vez algo salió
mal. Una hora más tarde sufrió una reacción anafiláctica grave y acabó
en urgencias.
"La combinación del bocadillo con el estrés, el
calor y el esfuerzo físico precipitaron la respuesta alérgica", explica
el doctor Pedro Ojeda, especialista en alergología de la Clínica Ojeda
de Asma y Alergia, mientras expone el caso de Carmen en las XX de
Nutrición Práctica como ejemplo de alergia alimentaria potenciada por
cofactores. Pero ¿qué es un cofactor? Pues uno de los miembros de una
lista muy exclusiva de situaciones capaces de exacerbar la reactividad
de nuestro sistema inmunitario y de desencadenar una reacción alérgica
que de otro modo no se produciría.
Un
cofactor es una situación capaz de exacerbar la reactividad de nuestro
sistema inmunitario y de desencadenar una reacción alérgica.
Son
situaciones muy comunes y variadas (desde la menstruación al calor) y
quienes sufren sus consecuencias viven en el centro de una tormenta
perfecta: el huracán los rodea, pero ellos creen que todo está en calma.
Aunque en realidad, no es así. Estas personas son alérgicas, pero
también son capaces de exponerse al alérgeno al que están sensibilizados
sin sufrir las consecuencias de tener un sistema inmunitario
sobreprotector... hasta que esa exposición coincide con una, dos o tres
de estas casualidades. Y entonces sí, su alergia se manifiesta de manera
inesperada y, en algunos casos, explosiva.
"Es un cuadro clínico poco común, que lleva descrito, como mucho, una
década y que es difícil de diagnosticar porque, además, el umbral de
reactividad del mismo individuo varía de un día a otro", resume el
doctor Ojeda.
Trabajo de detectives
Los
alergólogos sospechan que estos cofactores son el enemigo oculto cuando a
su consulta llegan personas con una reacción alérgica sin una causa
aclarada o cuando esta ha sido anormalmente grave para el grado de
sensibilización que muestra ese paciente con las pruebas en la mano.
"Las alergias que más se suelen potenciar por cofactores son las
alimentarias ya que algunos de ellos favorecen la absorción de alérgenos
en el tracto digestivo", explica el doctor Ojeda.
Con cada nuevo
caso, comienza pues un trabajo de detectives, ya que para complicar aún
más las cosas, las reacciones alérgicas de estos pacientes no suelen
ocurrir de forma inmediata a la ingesta del alérgeno. "Por un lado,
estas alergias se comportan como todas las demás: es necesaria la
sensibilización, es decir, la creación de anticuerpos de alergia del
tipo IgE frente a una proteína alergénica y tienen las mismas
manifestaciones que el resto de las alergias. Pero son diferentes en que
no ocurren cada vez que comemos el alimento al que somos alérgicos, la
reacción es retardada con respecto al momento de haberlo consumido y,
por último, no son susceptibles de curarse con los tratamientos de
desensibilización", resume el dr. Ojeda.
Aún se desconoce qué alergias necesitan cofactores para dar problemas.
Con
tantos hándicaps en contra, ¿cómo se desenmascara a los culpables? Pues
aparte de las clásicas pruebas alérgicas (cutáneas o sanguíneas) que
comprueban que, efectivamente, la persona sufre una sensibilización
alérgica, en ocasiones es necesario recurrir a pruebas de "provocación".
Por ejemplo, se le hace comer el alimento y hacer después esfuerzo
físico. Unas pruebas muy arriesgadas, que deben ser realizadas siempre
por un alergólogo y en un hospital.
Son cofactores bien
reconocidos el ejercicio físico, los medicamentos antiinflamatorios no
esteroideos, el estrés, el calor, las bebidas alcohólicas y los cambios
hormonales. Y, a priori, aún se desconoce qué alergias necesitan
cofactores para dar problemas, aunque algunas tienen más probabilidades
de llevarse el premio gordo a la alergia más complicada.
"Se
piensa que se dan predominantemente en personas que se sensibilizan a
proteínas muy estables de los alimentos, resistentes a la degradación
térmica de la cocción y enzimática del tracto digestivo, como las
proteínas LTP presentes en algunas frutas o verduras, la
omega-5-gliadina del trigo o las tropomiosinas de los crustáceos, entre
otras. El trigo, por ejemplo, está implicado en más de la mitad de los
casos", expone el dr. Ojeda.
Evitar problemas
El
pilar fundamental del tratamiento es tener bien identificado el
alérgeno responsable y dar instrucciones al paciente para evitar la
combinación de su ingesta y los cofactores. Pero en ocasiones hacer que
ambos no coincidan es tan complicado que se aconseja realizar una dieta
exenta del alimento implicado. "Además, se debe instruir al paciente en
el uso adecuado de la medicación necesaria para tratar una reacción
(antihistamínicos, corticoides y adrenalina autoinyectable) e insistirle
en llevar siempre consigo la medicación", concluye el especialista.
Porque una vez que vives en el ojo del huracán, más vale estar alerta
por si el calor o correr detrás del autobús provoca el desastre.
Los 6 factores que pueden llevarte a una consulta de alergia:
- Ejercicio.
El problema con este cofactor es que la persona no relaciona la
reacción alérgica con la ingesta del alimento porque esta aparece hasta
cinco horas después de haberlo ingerido. El mecanismo por el cual un
esfuerzo físico tiene capacidad para aumentar la reacción alérgica es
doble: por un lado, facilita la absorción intestinal de alérgeno y, por
otro, rebaja el umbral de activación de las células inflamatorias.
- Fármacos.
Los antiinflamatorios no esteroideos (AINE), como el ibuprofeno o el
paracetamol, pueden potenciar las reacciones anafilácticas incluso si se
toman 24 horas antes que el alimento que da alergia. Los antiácidos
también favorecen la exposición del sistema inmunitario a los alérgenos.
Y relajantes musculares y opiáceos aumentan la reactividad de las
células inflamatorias.
- Infecciones. Actúan como
un factor favorecedor de anafilaxia en el 2- 3% de las que se producen
en niños y del 1 -11% de las suceden en adultos.
- Hormonas. Los cambios hormonales del ciclo menstrual pueden incrementar el riesgo en momentos concretos de dicho ciclo.
- Alcohol. Su consumo puede ser el potenciador de una reacción alérgica hasta en el 15% de las personas que sufren una anafilaxia.
- Otros factores.
Las temperaturas extremas (ambientes calurosos o muy fríos) también
pueden estimular la reactividad alérgica. Además, las situaciones de
estrés o nerviosismo y, por ejemplo, en niños, las rabietas coincidiendo
con la toma de un alimento, contribuyen a inducir o potenciar una
reacción alérgica.