Un dia mi hijo me preguntó si cuando yo no estubiera(muriera pero no se atrevió a usar esta palabra) las recetas que ponía en AEPNAA seguirirían en el foro.Yo le contesté que no sabía,pero que porqué le importaba.Su respuesta me animó a intentar hacerle este blog,la informatica y el mundo virtual no me gusta pero su inquietud por que pasaría con su alimentación si yo faltaba me hizo una vez más buscar soluciones.
Este blog es para tranquilizarle,si yo falto otro,incluso él ya empieza a tener edad,podrá cocinar estas recetas.
Y ya que estoy comentando esto os pongo otro pedazo de mi vida como madre de un alérgico.Hace tiempo algunas mamás escribimos a radios,televisiones.....y de alguno de eses momentos sale esta "carta".Os pongo en el sitio de donde la copio:
http://asmayalergias.wordpress.com/2013/12/20/el-tiempo-pone-las-cosas-en-su-sitio-parte-1/
Me llamo Lara, y voy a contaros la historia de mi hijo con
alergias. Una situación que podría ser sencilla de llevar, en la
sociedad que vivimos, en cambio se convierte en desesperante,
frustrante, discriminatoria muchas veces, e incluso en una cuestión de
vida o muerte, otras tantas.
Simplemente uno de mis hijos es alérgico al huevo, frutos secos, cacahuete y látex. Cuando
nació, a diferencia de su hermana melliza, tenia costra láctea,
dermatitis atópica, dormía mal, lloraba más… Todo esto me hacia temer
que fuera alérgico, pero al darles pecho podía ser cualquier alimento
que yo les pasara en mi leche.
Con unos 7 meses cogió un trocito de pan y lo intentó
chupetear, entonces lo soltó y empezó a frotarse la cara, lloriqueando y
mostrándose muy inquieto. Cuando conseguí aguantarle las manos
su rostro estaba desfigurado, tenía ronchas rojas y se había hinchado.
Nos dirigimos al centro de salud y entonces empezó mi lucha.
Primero encontrar el médico que realmente, como yo, creyera que podía
ser alergia. Eso me llevó dos meses. Finalmente se confirmó que sí: era
alergia al huevo. Pensé: “bueno, nada de huevos fritos,
tortilla, merengue… poco más”. Pero mi hijo no tenia mejoría en la piel,
ni dormía plácidamente.
Como el pan es una constante en toda mesa, y en todas las comidas,
tenia que hacerle pan a mi hijo. Mi marido me comentó que encontró en
internet un foro de alérgicos, y que hacían el pan en una panificadora.
Nunca me imaginé que existiera una panificadora. Le pedí que comprara un
ordenador para casa, me venia genial un foro donde otras madres me
ayudaran con la alergia. Asi conocí AEPNAA. No solo descubrí lo
que era una panificadora, sino que yo al dar el pecho debía tener dieta
estricta, que el huevo podía ir como aditivo, que las etiquetas en los
alimentos y , peor aún, en los medicamentos no eran fiables, y aprendí
sobre las trazas y la contaminación cruzada.
Fue así como me di cuenta de que el hierro que tomaba yo durante la lactancia llevaba albumina de huevo. Dejé de comer todo lo que no fuera elaborado por mi, y la piel de mi hijo cambió y ya no se despertaba llorando. Decididamente mi alimentación llevaba huevo, pero estaba oculto en los productos elaborados o mal etiquetados y en los medicamentos. Pero
luego vinieron el resto de dificultades: qué alimentos introducía en su
dieta y a que edad. Los pediatras tienen pautas para niños “sanos”, los
alergólogos te citan, como mucho, cada seis meses, aunque lo más común
es cada año. Con lo cual, mis dudas una vez más me las aclaraban las
socias de AEPNAA que ya tenían ese camino andado.
Cada vez que se ponía enfermo (por suerte pocas, no se si la
lactancia materna y el no llevarlos a guardería ayudó) y me recetaban
una medicina, tenía que llamar al laboratorio para que me confirmaran si
era apto para las alergias de mi hijo. Hasta que el laboratorio no
contestaba yo no se lo daba.
Luego se complica un poco más: en mi casa no se cocina ni come nada
con huevo. El niño ya anda, lo coge todo, lo chupa todo… demasiado
riesgo. Además tiene unas cuantas reacciones después de que familiares
que si tocaron o comieron huevo le tocan o besan. Descubrimos que no
sólo no lo puede comer tampoco tocar ni que le toquen con restos de
huevo. Ahora si empezaba el verdadero calvario, todo el día diciéndole a
la gente que no le besaran, que no le agarraran la cara, que se lavaran
las manos y la boca. Hay que vivir la situación para entender lo
violento que puede llegar a ser la situación, explicar a gente adulta,
que incluso mucha hasta crió hijos, que pautas seguir para acercarse a
tu hijo. Es más fácil pensar que soy exagerada, histérica o incluso que
estoy enferma.
Desgraciadamente, el tiempo pone las cosas en su sitio, y mi
hijo tiene reacciones porque le besan o le acarician, y ya queda claro
que no exagero ni mucho menos estoy enferma. Simplemente ese día habían
comido tortilla. Cuando paseando pasaba por un parque, antes de
pararme tenia que comprobar que no estuvieran los niños comiendo,
porque podía coger algo del suelo o estar los columpios pringosos de
comida, y ya quedó antes claro que mi hijo no lo podía tocar y menos
luego llevarse las manos a la boca.
Por la edad (tres añitos) toca prepararse para escolarizarlo. Si
creía que no se podía complicar más me equivocaba. En muchísimos
colegios, pese a ser el horario de 10 a 1 y de 3 a 5, los niños llevan
mochilas con tentenpiés, los cumpleaños los celebran con tartas o
cucuruchos llenos de golosinas, en navidades se celebra un día con
postres típicos de las fechas, en carnavales igualmente… y así todas las
celebraciones acompañadas de comida o golosinas.
Ya no digamos el decirles que mi hijo tiene que tener cerca la
medicación (adrenalina, antihistaminico) y llegada la necesidad que se
lo administren. Aquí si puede empezar los problemas serios: tienen o no
tienen el deber de medicarle mientras la ambulancia intenta llegar a
tiempo, y no entremos ya si la ambulancia va medicalizada o simplemente
va ser un mero transporte con luces y sirena hasta el centro de salud
más cercano. Un shock anafiláctico es cuestión de vida o muerte, la
diferencia es poner la adrenalina LO ANTES POSIBLE, pero pregúntele a
educación que circular enviaba a los directores de colegios, “solo administrar por via oral”.
Luchamos (y seguimos luchando
los padres de alérgicos) y puede que consigamos que, con la boquita
pequeña, hagan una excepción con la adrenalina. Pero hay veces que me da
pánico averiguar la respuesta.
Matizando y resumiendo:
- Me paso el día cocinando, mi hijo tiene que tener su alternativa sin huevo, frutos secos… (en gran parte porque los etiquetados no son fiables, o no ponen todo o ponen, por si acaso, trazas de todo).
- Rezo para que no enferme y necesite medicamentos, y, si lo hace, que no sea fin de semana o festivo
para poder contactar con el laboratorio (porque es más importante
avisar si da positivo en pruebas de dopaje que etiquetar todos los
excipientes).
- Estoy siempre disponible para, en cada celebración del colegio, recoger a mi hijo en cuanto van poner los postres típicos.
Más disponible aún para tener siempre las pocas golosinas que puede a
mano por si hay cumple, viene Papa Noel… Porque pese a llenárseles la
boca diciendo que si todos los niños tienen derecho a escolarizarse,
integrarse… la realidad es bien distinta.
- Hacerme experta repostera para que su tarta de cumpleaños sea especial pese no llevar huevo, frutos secos… al menos que ese que es su día los demás se adapten a él.
- Tener la casa llena de fiambreras, termos, mochilas… para poder llevarle siempre comida, sea un simple paseo o un fin de semana de viaje.
- No tengo estudios de enfermera y menos de médica, pero tengo que intentar saber resolver una reacción mientras no llega una ambulancia.
- Tengo que tener fe y confianza en que su profesora
(y la de inglés, religión…) serán capaces de evitar que otros 24 niños
no le pringuen después del tentempie, haciéndoles lavar las manos y la
boca. Y además me llamaran a mi y a la ambulancia a tiempo (a mi me
llamaron dos veces al momento, todo tengo que decirlo, no pasó de
reacciones leves que no necesitaron adrenalina ni atención médica).
La escribí en una etapa en la que todos eran problemas,sumabamos alergias,pero como dice el título,el tiempo pone las cosas en su sitio.Ahora restamos alergias alimentarias,el entorno sufrió y sufre algunas reacciones por inhalación(olores de marisco y supongo alguna colonia-ácaros-frio intenso de las mañanas ....) dejando claro que no solo no exagero sinó que intento restarle importancia para que mi hijo no se le excluya de nada....y sobre todo él empieza a ser el que sabe lo que puede o no puede,tiene o no tiene que hacer.....y mi mochila ya pesa muchísimo menos.
Me alegró leer esta entrada. Me siento muy reflejada. Sólo nos queda tener mucho ánimo para seguir adelante.
ResponderEliminarGracias por tu comentario.
ResponderEliminarMe pasé por tu blog y envidio ese horno y los panes de tu madre.
Saludos.